Entrevista al ingeniero agrónomo Gabriel Capurro, gerente general del SUL

En el plano mediático, casi toda la preocupación y la atención que ha despertado la sequía se volcaron sobre las situaciones de la ganadería vacuna, en particular la lechera, y de los cultivos. Cómo afecta al lanar la crisis hídrica apenas ha sido mencionado en los últimos meses, quizás porque los departamentos donde se concentran las mayores majadas fueron los menos castigados por la sequía, y quizás también porque a la oveja se la considera un animal más sufrido y aguantador.

Pero la situación del ganado ovino también merece ser considerada y analizada, y eso fue lo que hizo el gerente general del Secretariado Uruguayo de la Lana, el ingeniero agrónomoGabriel Capurro, en la siguiente entrevista con conexión tecnológic@.

¿Cómo ve la situación general del sector ganadero en el momento actual?

Es indudable que el año 2009 se presenta muy complicado para el sector ganadero, ya que a una caída muy importante de los precios de venta de todos los productos ocurrida en el segundo semestre  del año 2008, se agrega para muchos productores una descapitalización muy fuerte por pérdida o venta de animales a muy bajos precios y una disminución de producción importante como consecuencia de la sequía.

Los costos de producción, mientras tanto, han bajado en la mayoría de los casos en menor medida que los precios de los productos y algunos de ellos, como los salarios, han continuado subiendo.

Además, debido a la situación forrajera, en muchas regiones del país los productores han tenido que suplementar con raciones, fardos y bloques energéticos y proteicos para salvar sus animales, por lo que ya están enfrentando mayores costos.

Debe considerarse también que la preñez de los ganados va a ser muy baja, por lo que vamos a tener pocos terneros en la próxima primavera, y esto va a determinar una disminución del stock vacuno que se va a arrastrar probablemente por dos años. Los criadores tendrán menos producción para vender y, en condiciones de normalización climática, estarán muy tentados a hacerse de liquidez con las vacas falladas que son de mas fácil engorde, lo que puede comprometer más el futuro. Los invernadores tendrán menos animales bien terminados este año, al disponer de menos forraje.

Los ovinos en la mayoría de los casos no enfrentan una situación tan mala como los vacunos, pero algunos productores han tenido que racionar los corderos de destete y, en algunos casos, también las ovejas y los porcentajes de mortandad de estas categorías son mayores que en años anteriores. De todas maneras, los ovinos tienen un peso relativo menor en el sector ganadero, ya que consumen sólo el 15% del forraje producido por año; el otro 85% es para el stock vacuno.
En resumen, lo del principio: va a ser un año complicado para el sector ganadero, con  dificultades económico financieras para los productores debidas a menor producción, menores precios de los productos respecto a ejercicios anteriores y costos, en muchos casos, incrementados.

El bajo peso relativo de los ovinos en la asignación de forraje en la ganadería a que usted hacía referencia, ¿considera que es una debilidad del sector? ¿Con más ovinos el productor ganadero y el país estarían mejor?

Es una pregunta muy difícil de contestar porque estamos en una coyuntura que va a pasar, y lo que puede ser una debilidad ahora en el futuro puede ser una fortaleza, y viceversa. La relación de ovinos y vacunos en la ganadería uruguaya ha fluctuado a través del tiempo, dependiendo fundamentalmente de las rentabilidades relativas de ambos rubros y de las expectativas que los productores tienen sobre los precios futuros y la colocación de los distintos productos en diferentes mercados. La situación actual es una consecuencia, principalmente, de la evolución reciente de estos factores, los cuales pueden variar en el futuro; es muy difícil tener certezas y decir cuál es la relación ovino vacuno mejor para el Uruguay, creemos que un equilibrio fluctuante es lo más razonable.

Sin embargo, lo que si creemos es que en la situación actual, como también en crisis forrajeras o de mercados anteriores, los ovinos pueden dar una buena mano a los productores porque tienen algunas fortalezas importantes.

En primer lugar, son animales que en condiciones de restricción alimenticia severas se pueden salvar con un costo muy bajo, ya que con 100 gramos de ración por día se salva una oveja, y esto es un costo a los valores actuales de las raciones de U$S 1,5 o 2 por mes por oveja.

En segundo lugar, una vez que los campos rebrotan los ovinos mejoran muy rápidamente.

En tercer lugar, las ovejas se preñan muy fácilmente y en años de baja producción vacuna, como el actual, ayudan a repoblar los campos y, al mismo tiempo, a hacer caja con la lana y, eventualmente, con los corderos que nacerán en la próxima primavera.
En cuarto lugar, los corderos que nacieron en la primavera de 2008 pueden ser una alternativa para hacer caja en forma rápida, sin pérdida de capital, teniendo en cuenta que es un animal que se puede engordar en dos meses si se les da prioridad en la alimentación.

En quinto lugar, una característica importante en años de dificultades financieras. La velocidad de circulación del capital invertido en la especie ovina es alta, permitiendo en el año, al vender lana y corderos, recuperar el capital animal invertido y, en muchos casos, duplicar ese capital al mismo tiempo que se aumenta el número de vientres y, por lo tanto, el capital de trabajo y de producción.
En definitiva. los ovinos están ahí y son una herramienta valiosa, y más en años como el actual.

Pero a pesar de todas estas condiciones el número de ovinos viene descendiendo. Algunos consideran que los productores deberían especializarse en producir lana fina o carne, y que este sería el camino para revertir la situación. ¿Usted qué opina?

Desde mi punto de vista, la especialización en la producción de lana fina o carne puede ser una muy buena opción para muchos productores, pero esto no significa que no pueda haber otras alternativas, muy buenas también.

El concepto de especialización muchas veces se maneja de una forma que no comparto, y además se lo presenta como algo moderno. Sobre este último punto permítame relatar una anécdota: hace ya más de 30 años, en oportunidad de un viaje a Nueva Zelanda, tuve la oportunidad de presenciar un foro de discusión en Lincoln University, cuyo título era “ Especialización versus diversificación: una vieja discusión en un nuevo envase”. Participaban dos economistas y realmente fue para mi muy ilustrativo, porque cuando se los oía argumentar ambos tenían razón.

De regreso a Uruguay le comenté a mi padre sobre este foro y lo interesante que había sido y le pregunté qué opinión tenía sobre el tema.

Entonces, para mi sorpresa, me dijo: “Esta es una discusión muy vieja y se da en todas las empresas de una u otra forma; te voy a contar algo que viene al caso y que muy pocos conocen en la familia. Nuestra familia hoy vive aquí porque mi bisabuelo se peleó con mi tatarabuelo. Ambos eran marinos mercantes en Italia y, teniendo una pequeña empresa de dos barcos, uno pensaba que había que especializarse en el transporte de una mercadería que en ese momento se pagaba muy bien y para lo cual se podía ser más eficiente si adaptaban los barcos, y el otro pensaba que había que mantener los barcos como estaban y seguir transportando todo tipo de mercadería, ya que era menos riesgoso que jugarse todo a una sola cosa. La vieja discusión sobre si poner todos los huevos en la misma canasta o no. Como consecuencia de esta diferencia de enfoque se pelearon, dividieron la empresa, mi bisabuelo se vino a vivir al Río de la Plata y cada uno se dedicó a lo que creía era mejor, y a los dos les fue muy bien porque trabajaban bien y estaban convencidos de lo que hacían. Esto fue en 1820. Lo que al final de sus vidas ninguno pudo superar fue la tristeza de haberse peleado, uno con su hijo y el otro con su padre, por esta cuestión de si era mejor especializar la empresa o mantenerla diversificada en el transporte de carga. Lo importante es  hacer las cosas bien.”

Esto fue hace casi 200 años, y estas diferentes estrategias empresariales se dan permanentemente en diversos sectores; por lo tanto, no es un tema nuevo ni mucho menos, cada opción tiene sus fortalezas y debilidades y cada empresario, de acuerdo a sus recursos, sus condiciones y sus convicciones, define normalmente su propia estrategia.

Lo importante desde mi punto de vista, en el caso de la producción ovina, es especializarse en ser un buen productor, estar convencidos de lo que estamos haciendo y hacerlo bien; creo que todas las opciones pueden ser muy buenas si se trabaja bien.

Algunas opciones serán mejores algunos años y otras las superarán en otros años, con relaciones de precios diferentes y/o condiciones climáticas distintas. Es lo que hemos visto a lo largo de los años y conocemos buenos y exitosos  ejemplos de todas las opciones, y también de los malos. También creemos que hay que estar dispuesto a cambiar si las circunstancias y los mercados lo justifican.
El número de ovinos en nuestro país ha bajado no por falta de especialización, en el sentido que se la usa comúnmente, sino porque los productores tienen más opciones de uso de la tierra hoy que hace unos años atrás, el país se ha diversificado, lo cual creemos que es bueno y muchos han optado por otros rubros que consideran mejores.

Los ovinos ofrecen, al igual que otros rubros, excelentes oportunidades de negocios si se trabaja bien.

¿Cómo ve el futuro de la producción ovina?

Estoy convencido que los ovinos tienen un rol para cumplir en muchos  sistemas ganaderos del país, la lana y la carne ovina son  productos que tienen buenos mercados que los demandan y valoran y que, por lo tanto, van a seguir pagando buenos precios por ellos.

Hay muy pocos países exportadores de lana y carne ovina, por lo que hay poca competencia en el mercado internacional y en nuestro país, particularmente, hay pocos ovinos. Esto determina que tenemos poca lana y carne ovina para vender y podemos elegir los mercados que pagan más.

Nuestro país, además, tiene una larga historia de producción e industrialización de ambos productos y un prestigio bien ganado internacionalmente.

Sin embargo, es claro, como mencionamos anteriormente, que los productores tienen más opciones atractivas de uso de la tierra que en el pasado y eso exige ser más eficiente a todas las producciones para poder competir. Los rubros que no logren una mayor eficiencia y no generen un mejor ingreso para el que toma la decisión de qué producir, tenderán a achicarse.

Es importante entonces que todos los eslabones de las cadenas de producción, comercialización e industrialización del rubro sean eficientes y aporten al objetivo común de lograr ser competitivos en lo interno, y también en el mercado internacional para que la producción sea sostenible en el mediano y largo plazo en base a una remuneración atractiva de todos los involucrados en los diferentes procesos.

Con este fin es que, con la participación y el aporte de representantes de la producción, de las industrias, de diferentes instituciones y organismos y de la universidad, se elaboró a fines del año pasado un Plan Estratégico para el rubro ovino cuyo objetivo final es fortalecer la producción ovina.

Este Plan Estratégico consta de cuatro Programas y diez Proyectos que apuntan a capturar más demanda por la lana y la carne ovina, a expandir su oferta y a mejorar la dinámica de las cadenas de producción.
Estamos convencidos que el trabajo conjunto de todos los involucrados en la producción ovina y la ejecución de los diferentes proyectos que se elaboraron de común acuerdo en el marco de este Plan Estratégico, serán un apoyo importante para que la producción ovina mejore su competitividad interna y externa y, también, la remuneración de todos los agentes que intervienen en la producción, comercialización e industrialización de los productos.