Martín Hardoy, domador de palabra |
![]() Durante toda su juventud, participó en competiciones de rodeo (jineteadas) montando caballos salvajes. Cuando tenía veinte años, recibió un golpe en la espalda jugando rugby y tuvo que hacerse operar de tres vértebras. Después de una larga convalecencia buscó métodos más suaves que los métodos argentinos tradicionales para domar potros. Así fue cómo recorrió el mundo para aprender el oficio en altas escuelas de equitación en Europa, y de equitación western en los EE.UU o en Argentina. Las culturas indígenas influyeron también en su talento. Martín subraya el ejemplo de Martín Fierro en el que los indios consiguen que los caballos se acuesten, lo que les permite esconderse y sorprender al enemigo. Martín Hardoy descubrió que la violencia con los caballos no traía nada bueno. Concibió su propio método hecho de dulzura y de ciencia: la doma racional y sin violencia. Es el producto de la equitación clásica europea y de la etología, se trata de saber cómo piensa el caballo. Vestido de gaucho, usa trabas de caucho, riendas flexibles para no herir el caballo. Vive y trabaja en el Haras Argentino en las afueras de Luján. Desde 1991, ha animado más que 500 cursos de dos días en Argentina y en Uruguay. Su técnica seduce a los criadores, convence poco a poco a los gauchos y se transmite a los jóvenes. Su método de preparación de los caballos salvajes es contagioso y se apodera aún de los más escépticos. Ha hecho vídeos, escrito un libro, enseña en todas las universidades del país y posee hasta su programa de televisión. En el mundo del caballo argentino, Martín Hardoy ha llegado a ser una referencia de la no-violencia. Violencia y tradición Durante una exposición rural en Trenque Lauquen sentado en la tribuna entre la muchedumbre de gauchos, los cuales estaban entre dubitativos y burlones, Cédric Ganné pudo asistir a una demostración de Martín Hardoy.
Nunca criticaré lo que hacen los demás ni tampoco todo lo que ha sido hecho hasta ahora, ya que yo también aprendí así y creí, durante mucho tiempo, que sabía la verdad, hasta que me demostrasen lo contrario. La doma supone el justo equilibrio entre el cariño y el rigor. El exceso de cariño hace un mal-criado y el exceso de rigor un caballo rebelde. Es de notar, por fin, que Martín Hardoy todavía usa la manera fuerte comparadamente con lo que hacen Pat Parelli o Monty Roberts. De hecho, el murmurador argentino vale para los gauchos lo que los americanos son para los cow-boys modernos. |
viernes, 22 de mayo de 2009
Doma racional (I)
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