viernes, 15 de mayo de 2009

IMPRINTING DEL POTRILLO NEONATO

Imprinting es una palabra que no tiene traducción directa al castellano, consiste de un conjunto de significados nos explicó en varias conferencias el año pasado el Dr. Robert Miller, Veterinario de California gran especialista en etología y comportamiento equino. Pero, qué es el imprinting? Es un proceso de aprendizaje que se da inmediatamente después del nacimiento, durante el cual el comportamiento frente a determinados estímulos queda establecido de por vida. Este período del imprinting o de socialización y habituación es el momento crucial para el desarrollo del carácter del potrillo. Es un período altamente susceptible para recibir información de todo tipo, consiste de 45 minutos después del nacimiento y debido a que los sentidos del potrillo están totalmente desarrollados al nacer, todo lo que hagamos con él durante este tiempo quedará programado en su cerebro permanentemente y nunca será olvidado. El potrillo se acostumbrará y familiarizará con nosotros, con perros, ruido, manoseo, lugares, etc. y será habituado a cualquier nuevo estímulo que se le sea presentado. Cuanto antes se realice el Imprinting, mejor.
En otras especies como el perro o el gato, seres humanos (cazadores, depredadores), el período del imprinting es más tardío ya que al nacer son físicamente y neurológicamente inmaduros (ojos cerrados), pero los equinos, igual que los vacunos, ciervos (herbívoros) al ser especies "presociales", al nacer, están completamente adaptados y desarrollados, se paran al poco tiempo de nacer, maman y pueden salir a correr al lado de sus madres frente a cualquier estímulo que los asuste o le sugiera peligro de vida. La huída es el principal instinto de defensa del caballo. El período del imprinting es corto, pero durante los días sucesivos podemos enseñar al potrillo y condicionarlo para que responda a ciertos estímulos físicos de manera que sea capaz de moverse para todas las direcciones y al lado nuestro con facilidad. Permanecer atado sin asustarse y levantar todas las extremidades sin forcejeo. Esta mansedumbre lo torna educado, obediente, dócil y de confianza toda su vida.
La técnica está científicamente comprobada, y funciona muy bien, siempre que se haya realizado exactamente como les indicaré. La repetición es el secreto del éxito, es mejor exagerar por de más que de menos para fijar el comportamiento deseado.
Antes de comenzar con las explicaciones les recomiendo lo básico en organización de manadas, conviene tener un piquete con agua y un rollo de buen pasto en el medio. Y traer las yeguas prontas a parir a este lugar donde se pueden controlar diariamente por si hay algún problema y allí poder hacerle el imprinting. Se las deja una semana para trabajar con el potrillo y luego se largan hasta el destete, en cuyo momento se les hará una repasada para consolidar lo que aprendieron y luego se puedan largar hasta el momento de la doma. Nunca se olvidan de lo que aprendieron de recién nacidos.
El método consiste en desensibilizar todo el cuerpo (sacarle las cosquillas). Frotando de 30 a 100 veces en el mismo lugar hasta notar que no reacciona más. Se comienza con la cabeza.
Conviene trabajar con un ayudante que sostenga la yegua de modo que pueda ver a su hijo en todo momento. Trabajar de tal manera que siempre quede el potrillo entre la persona y la madre.
Tiempo: con el potrillo acostado se puede trabajar hasta una hora, de parado no más de diez minutos como máximo, para evitar el cansancio. En este momento, es interesante que se acostumbren a todas las tareas que se les van realizando cuando adultos. Pasarles una peladora sin cuchilla, un rociador con agua tibia, una bolsa plástica, un bozal, y eventualmente, atarlos a una cámara de auto.
Con el potrillo acostado, masajee frotando rítmicamente la cabeza, dedíquele un tiempo a cada oreja frotando hasta que se relaje y permita que se los toque sin moverse, meter un dedo en cada canal auditivo y desensibilice esa área (30 a 100 veces). En los ollares introduzca suavemente un dedo en cada ollar y frótelo rítmicamente hasta que no ofrezca más resistencia y lo mismo con la boca y la lengua, los labios, las patas y manos, éstos últimos son los más importantes, que flexionen bien y acepten un pequeño golpeteo en los vasos, con la mano. De esta manera, el animal no tendrá problemas con el limado de dientes, sondas, herrajes, etc.
Continuar con el cuello y todo el cuerpo del potrillo de ambos lados, teniendo en cuenta que cualquier lugar que no se desensibilizó, el potrillo no estará acostumbrado al manoseo en ese lugar y por consiguiente cualquier trabajo que se realice en el futuro lo va a extrañar. Por ejemplo, si se le hace un sólo lado, en el futuro no va a permitir que se le arrimen del lado no hecho y ésto ocurre porque los caballos en general no razonan, no tienen lógica, pero sí tienen mucha memoria. Tómense el tiempo necesario para acostumbrar al potrillo al manoseo de su cuerpo, hasta que el mismo se quede totalmente quieto, de lo contrario, si uno para mientras que el potrillo forcejea se le está enseñando a forcejear porque se está premiando esta acción. Recuerden que este trabajo bien hecho ahorra mucho tiempo y dinero en el futuro, pero hecho a medias puede provocar todo lo contrario. Hay teorías que este manoseo de joven le quita vida o bríos cuando adultos, pero en Estados Unidos en caballos de carrera, por lo menos está dando muy buenos resultados. El momento ideal para el imprinting es a pocas horas de nacer. Este es el momento en que el potrillo acepta a la madre y a todo su entorno como un amigo que no le hará daño, y no como un predador. De no ser posible a las pocas horas, igual es conveniente manosear los potrillos mientras sean suficientemente chicos para dominarlos sin tener que enlazarlos o forcejear demasiado. Cuando los potrillos son recién nacidos, es mejor trabajarlos acostados, de más grandes no es necesario acostarlos. Este tratamiento es conveniente hacerlo por lo menos cinco veces con intervalo de no más de tres días.
En la segunda sesión se puede aprovechar para ponerle un bozal y enseñarlos a cabestrar. Esto se hace de la siguiente manera: siempre suavemente se tira del cabestro hasta que el potrillo dé un paso y ahí se lo premia aflojando la presión. Inmediatamente repetir esto de ambos lados hasta que dé unos cuantos pasos (siempre hacia la madre, lógicamente).
En otra sesión se le puede a estar atado a un palenque. Esto se haría solamente cuando ya cabestran (un poco por lo menos) y nunca atarlos a algo muy rígido que no ceda, se puede usar un gajo de un árbol o una cámara de auto por ejemplo.
Nunca se debe usar la fuerza mientras se le hace el imprinting. La idea es enseñar, no forzarlo, repita muchas veces los estímulos hasta que se dé cuenta de lo que queremos de ellos.

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